De Profundis
En la primavera de 1989 completé una serie de fotografías y poemas titulada De PROFUNDIS . Esta carpeta se compone de diez imágenes y diez poemas íntimamente relacionados. Los poemas fueron precursores de los rostros desvaídos que encontré en las fotografías de los nichos del cementerio San Michele en Venecia. Su incipiente estado de desintegración me impulsó a volver a fotografiar estas caras intentando parar, aunque sólo fuera temporalmente, el deterioro en la emulsión de la película consiguiendo alargar de esta forma la memoria colapsada de estos seres abandonados. Contemplando estos rostros sentí la poesía de lo efímero, la ruina, el vestigio. Sentí su lento descenso hacia una total desaparición, hacia el melancólico delirio del no ser. Estas caras, que para muchos representarían la muerte, no hacían más que adentrarme en un mundo de incesante transformación, de transcurrir lento y de espacios marcados por la ausencia y la memoria. Cada rostro me parecía gritar su etérea desaparición. No eran cadáveres los que me contemplaban, sino simples memorias de la vida. Las imágenes, condenadas a su propio olvido, me miraban desde lo profundo transmitiéndome su soledad, su vagar melancólico y desamparado. Fue ese no reconocerse, ese perderse en un olvido del Yo para siempre, lo que provocó mi deseo, mi vértigo y mi melancolía.
El cementerio no existe como lugar, es tan sólo la línea que separa el afuera del adentro, el espíritu de la materia, lo real de lo imaginario. Es donde habita la memoria, donde las cosas son y no son, donde todo se sucede lentamente esperando el momento último de permanencia, donde finalmente se ve por primera vez. Estos espacios llenos de mágicos recuerdos son los escenarios adecuados para poder cruzar el abismo de lo perecedero y así eternizar la memoria de estos seres inanimados. El tránsito de la luz a la penumbra a la oscuridad marca la trayectoria en mi obra. Viaje al interior, al no lugar, donde mis personajes encontrados en Venecia deambulan ensimismados buscando lo invisible del tiempo. No hay retorno en mis paisajes en blanco y negro, sino búsqueda agónica y mirada melancólica. Pero la imagen se libera siempre en los poemas: Volverás a redimirme. Volverás a liberarme. Volverás... Sé que volverás. 1
El desvanecimiento al olvido es la muerte más cruel, quizás la única que exista en los jardines ausentes de la existencia. La desintegración de la imagen en el celuloide de la película no es sino otro recordatorio de nuestra propia desintegración. Contemplamos la imagen en un tiempo detenido de infinita transformación y presentimos la desmaterialización como destino próximo.
Marga Clark. 1990 1 Marga Clark, Del sentir invisible, Juan Pastor editor, Madrid, 1999 (Colección de poesía Devenir), pag. 16. |